miércoles, 11 de abril de 2012

Días turbulentos

River no juega bien. Simplemente juega. No logra funcionar como equipo. Es un conjunto de individualidades. Las mejores de la división se podría argumentar, pero a la hora de la verdad deja mucho que desear. Algo no se le puede reprochar, intenta, ataca, presiona, pero lo hace mal. Es capaz de chocar una y otra vez contra la misma piedra, de repetirse hasta el hartazgo.
El Chori no le encuentra la vuelta al partido
River decepciona. No encuentra respuestas, variantes, no salen de sus jugadores, mucho menos de la cabeza de su DT. Un Almeyda con experiencia nula en la materia, que nunca le encontró la vuelta al equipo.
La tabla muestra una realidad engañosa. El millo segundo junto con Quilmes, todavía con buenas chances de pelear un ascenso directo. Sin embargo, analizando números y partidos, está claro que River no le ganó a ninguno de sus rivales directos, e incluso perdió con algunos de pésima campaña.
River hace caridad. Levanta a equipos que navegaban en la mediocridad, y seguirán haciéndolo luego de enfrentarlo, pero que el día que juegan con la banda dejan la vida. Sigue demostrando que todavía no ha tocado fondo y siempre se puede caer un poco más bajo.
Cavenaghi lamenta el gol de Atlanta
Por supuesto que es entendible que está en el peor año de su historia, sufriendo presiones más elevadas que cualquier otro equipo del futbol argentino. Pero, ¿debemos resignarnos como hinchas a ver a este equipo cuyo funcionamiento dista, más de lo tolerable, del deseado? La meta es el ascenso. Cada victoria se vive como un deber cumplido, cada derrota como una catástrofe que potencia la irritación que cada uno de nosotros viene acumulando durante todos estos años.
A pesar de esto hay margen de mejora, o al menos estoy obligado a creerlo. Contamos con grandes jugadores, que deberían dejar diferencias de lado por el bien de la institución. Actitud, juego en equipo, amor por la camiseta, sacrificio, es lo que pedimos. Quizá sea demasiado, y haya que conformarse con lo que hay. Pero hay algunos que no podemos conformarnos. Estamos hastiados, fastidiados o simple y llanamente podridos de vivir esta situación. Lamentablemente solo nos queda esperar.

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