sábado, 10 de diciembre de 2011

A reeditar que se acaba el mundo


Millones de palabras se han escrito sobre la crisis de la industria musical, su declive, y de cómo ésta debe reinventarse. Tarea que, de acuerdo a los ejemplos obtenidos de la realidad, suele ser sumamente compleja. Sin embargo, hoy podemos decir que las discográficas han encontrado una veta que les permite seguir viviendo de esos clásicos inoxidables que alguna vez las convirtieron en grandes imperios. Me refiero a las reediciones.
Las reediciones de The Beatles, siempre un negocio
En los últimos años hemos asistido, como escuchas, a una oleada inédita de nuevas ediciones de viejos discos con distintas excusas. En algunos casos se trata de ediciones denominadas definitivas (quizá tenga que ver en esta definición las consideraciones realizadas sobre la inminente muerte de la industria), o se aprovechan aniversarios de la salida de ciertos discos emblemáticos, o simplemente se decide publicar nuevamente toda la discografía de alguna banda importante.
En este punto al lector podría surgirle la siguiente pregunta: ¿por qué comprar algo que probablemente ya tenga en su versión original, acorde a la visión primigenia del artista? Los argumentos que pueden esgrimirse son demasiados, incluso para un melómano, la pregunta resultaría totalmente improcedente. Toda nueva publicación de un viejo clásico viene con algún extra que la hace atractiva: una serie de canciones inéditas (incluso llegando a completar un disco entero de bonus tracks), nuevas versiones en vivo, un renovado booklet con fotos y textos alusivos que jamás habían visto la luz, sonido mejorado acorde a las posibilidades tecnológicas actuales (muchas veces supervisado por los propios músicos), versiones estéreo y mono, y un larguísimo etcétera.
Los discos de Queen salieron de a cinco al mercado
 Entre las reediciones más importantes que has salido al mercado podemos destacar las de The Beatles, que comprende toda su discografía con sonido renovado, hermosas ediciones en digipack, y boxset en estéreo y mono; las más recientes de Queen, todos álbumes dobles con el disco original y un cd extra con versiones en vivo, simples y distintas pistas de audio; algún disco emblemático de los Rolling Stones como Exile on Main St. o Some Girls, debido a su 25 aniversario, en ediciones dobles con uno de los discos lleno de inéditos y rarezas; y las nuevas reediciones de Pink Floyd, con caja de Dark Side of The Moon y Discovery (14 discos) incluidas, que presentan toda su discografía en digipack y con sonido remasterizado.
Por supuesto que los casos enunciados en el párrafo anterior no son los únicos en lo que a reediciones se refiere. Se podría agregar a esta lista un sinnúmero de artistas, tanto clásicos como modernos (de Deep Purple, Bob Dylan o  The Kinks a Pearl Jam, pasando por Lynyrd Skynyrd y Violent Femmes) que han visto revisitada su discografía (o alguno de sus discos) en la última década. No obstante, y como la conformidad no es algo a lo que sea adepto, me animo a mencionar una deuda que la industria, un gran ausente: Led Zeppelin.
Quizá se trate de una estrategia para prolongar la vida de las discográficas en un contexto que ha demostrado serles desfavorable. Reconvertir el negocio, redireccionar los cañones del marketing, establecer el cd y el (afortunadamente) resucitado disco de vinilo como objetos de lujo, con precios (lamentablemente) elevados, logrando configurar una experiencia que vaya más allá de la simple escucha en random en un reproductor de mp3 con pésimo sonido. Los amantes de la música agradecidos, nuestros bolsillos no.


La tentadora caja Discovery de Floyd

1 comentario:

  1. es un peligro leerte!!! nos instigás a la dilapidación (bah inversión, en realidad) en músicaaaaaaa!!!! qué tentación!!! y ahora???? jajajajajaj no me alcanza el sueldoooo :S nos vas a ayudar a todos a llegar a fin de mes?? :p

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