La ciudad tiene leyendas, relatos, parte de una mitología compartida, y al mismo tiempo lejana. Mensajes a la deriva como botellas en el mar.
La ciudad tiene ojos, bocas, rostros desconocidos y sin embargo familiares. Puñales de tango y rock. Sobretodo sensaciones que corren por sus venas, en toda su extensión.
La ciudad respira, late, vive al compás de millones de almas. Se esconde, florece, puede ser cruel o solidaria, cobijar o dar la espalda, iluminar o fagocitarnos en las sombras.
La ciudad devora. Contradictoria y en silencio, la ciudad espera…