jueves, 24 de enero de 2013

Que (no re)viva el rey


Esta nueva entrada va a ser sumamente breve. Tiene un propósito definido y conciso. Se trata de recomendar un disco. Es a mi entender uno de los mejores trabajos publicados durante el año 2011, y eso que vio la luz apenas iniciado dicho período, el 14 de enero. The King is Dead es la obra en cuestión, pergeñada por un grupo en franco ascenso, que debería tener mucha más difusión en nuestro país, The Decemberists.
La banda, oriunda de Portland, Oregón, se formó en el año 2000, con el inicio del nuevo siglo. El cerebro detrás de sus canciones es Colin Meloy, cantante, guitarrista y compositor. Sus primeros cuatro discos (Castaways and Cutouts, 2002; Her Majesty the Decemberists, 2003; Picaresque, 2005; y The Crane Wife, 2006) hacen sentir la fuerte influencia del folk inglés en la agrupación, dejando varias gemas como The Infanta, The Mariner's Revenge Song, y O Valencia, entre varios otros. En su quinto trabajo, se pusieron un tanto más experimentales y parieron un trabajo conceptual denominado The Hazards of Love (2009; chequear la gran canción Repaid).
The King is Dead es su sexta obra, en la que dejaron de mirar hacia afuera, y se concentraron en los ritmos propios de su Norteamérica natal. El resultado es un disco (casi) acústico, en el que se destacan la belleza de las melodías (sobre todo de las baladas), las letras que invitan a soñar, y la redondez de las canciones. Cada una de las diez piezas que componen la placa podrían ser simples de éxito. El disco se ubicó séptimo entre los mejores del 2011 según la revista Rolling Stone, y uno de sus temas, Down by the Water estuvo nominado como mejor canción de rock a los Grammy (galardón que perdió con Walk de Foo Fighters).
Para cerrar los pido que escuchen el álbum varias veces, ya que con cada escucha se vuelve más adictivo, constituyendo un viaje de ida.

The King is Dead

01) Don't Carry it All
02) Calamity Song
03) Rise to Me
04) Rox in the Box
05) January Hymn
06) Down by the Water
07) All Arise!
08) June Hymn
09) This is Why We Fight
10) Dear Avery






domingo, 13 de enero de 2013

Los cuentos pulenta


Pocas veces pasa que leemos algo e instantáneamente tenemos la necesidad de escribir sobre eso, más no sea para recomendarlo. Esto es exactamente lo que me ocurrió al terminar de leer el libro de cuentos Los Lemmings y otros, del escritor argentino Fabián Casas. Debo confesar que este es el primer y único libro que leí del autor. 
Fabián Casas es un escritor, poeta, ensayista y periodista argentino nacido en 1965. Ha trabajado para distintos medios, entre los que pueden destacarse los diarios Clarín y Olé, y la revista El Gráfico. Hasta el día de la fecha ha publicado varias obras de poesía, ficción y ensayos, así como también ha participado en programas de radio, y escrito en blogs. 
Mi primer acercamiento con su literatura se produjo a través de la revista La Mano. Allí publicaron algunos de sus cuentos, y fue colaborador con alguna que otra nota. Desde ese momento llamó mi atención. Sin embargo, pasaron varios años hasta que leí nuevamente algo de él. Fue el año pasado, en uno de los números de la revista Orsai. Con estos antecedentes al ver Los Lemmings y otros en un stand de la feria del libro, no lo dudé. Lo tomé entre mis manos y fui derecho a la caja. El libro recopila siete cuentos (Los Lemmings, Cuatro fantásticos, El bosque pulenta, Casa con diez pinos, Asterix, el encargado, La mortificación ordinaria, y El relator) y dos apéndices al Bosque Pulenta. Es una obra sumamente disfrutable y que si bien se puede leer de un tirón (al terminar un cuento dan ganas de empezar el otro automáticamente y tiene poco menos de cien páginas), recomiendo enfáticamente que lean los cuentos de a uno, tomándose el tiempo necesario para disfrutarlos. 
En sus relatos puede haber amor, aventuras adolescentes, historias de vida, diversas anécdotas, incluso se puede divisar un velado tono de nostalgia que los atraviesa. Pero hay algo que es común a todos ellos, y que los nuclea alrededor de un concepto: BOEDO. Es en este barrio donde todo (o casi todo) sucede, que no casualmente se trata del lugar de pertenencia del propio autor. El barrio impregna cada situación, cada dialogo, cada acontecimiento. Se podría decir que Los Lemmings y otros es un homenaje, una oda de Fabián Casas a Boedo. 
No quisiera terminar sin destacar particularmente al cuento El Bosque Pulenta, que resultó ser el que más me gustó de todo el libro. 
Para terminar, quisiera recomendar enfáticamente que lean Los Lemmings y otros, no se van a arrepentir.