Me gusta la radio. Probablemente sea uno de los medios de
comunicación masivos que más disfruto. Mucho más que la tele o el diario. La
radio es una compañía. Permite que la escuchemos haciendo otra cosa. Como se ha
dicho muchas veces tiene algo especial. Algo que hace que el que se encuentra
frente al micrófono lo disfrute y transmita ese sentimiento a sus radioescuchas.
Es la tan mentada magia de la radio, que
hace que nos divirtamos, nos emocionemos, soñemos, imaginemos, nos enojemos, y
nos involucremos hasta tal punto que muchas veces nos encontramos solos contestándole
a la radio u opinando en voz alta de los temas que se tocan.
Arranque a escuchar radio cuando estaba en la primaria,
sobre todo en las vacaciones. Las mañanas y las trasnoches eran los momentos
propicios. En ese momento no tenía gusto por un programa en particular, rotaba
entre las emisoras de moda. No fue hasta unos años más tarde, en los albores de
mi adolescencia, cuando descubrí Cual es?. Corría el año 1998, y el inicio del
secundario fue fundamental para este cambio de hábitos. Dejar el pesado doble
turno de la primaria y comenzar a ir solo a la tarde me dejaba toda la mañana
libre para poder conocer nuevos programas.
Durante la duración de la enseñanza media, en mi caso seis
años, escuche casi religiosamente todas las mañanas Cual es? (para ampliar mas
sobre el tema leer: http://malaprensa2011.blogspot.com.ar/2012/01/adios-cual-es.html).
Una vez terminado el colegio, e iniciada mi carrera laboral la radio cobró más
importancia en mi vida. El programa de Mario Pergolini me acompañó durante mis
primeros cuatro años de trabajo. Ahora se abría una nueva posibilidad, ya que
las tardes también se convirtieron en momentos en los que la existencia de la
radio podía alivianar arduas jornadas de oficina. En un primer momento me hice
fan de toda la programación de la Rock and Pop, que en ese momento tenía,
además del ya mencionado programa de Mario y Eduardo, Day Tripper, con Juan Di
Natale, Fabio Alberti, y Diego Della Sala, y Tarde Negra, con Elizabeth
Vernaci.
A partir del año 2008 y probablemente debido al cansancio
que pueden producir más de diez años de escucha ininterrumpidos fui abandonando
gradualmente la emisora en donde el rock vive. La fui cambiando por otra, que
si bien solía pasar una música que me gustaba mucho menos que la que pasaba la R&P,
se adaptaba más a mi crecimiento, y significaba una renovación generacional.
Así fue que de un día para el otro cambié Day Tripper por Basta de Todo, el
programa que Matías Martin tenía en radio Metro, junto a Gabriel Schultz y
Cabito. Fue el humor, los juegos disparatados y las buenas entrevistas lo que
más me sedujo. El cambio a Perros de la Calle de Andy Kusnetzoff, y Metro y
Medio de Sebastián Wainraich se dio casi naturalmente.
Actualmente sufro la imposibilidad de escuchar los programas
de radio que más me gustan. En el trabajo se escucha Aspen en los buenos días y
Radio Disney en los malos. El dial nunca pasa por la Metro ni la Rock &
Pop. Hace más de un año que vivo esta situación y aún la sufro. Los días se
pasan más lentos sin los programas que más me gustan. Ni siquiera pude escuchar
la nueva radio de Mario, Vorterix Rock, o transmisiones que me interesan como
Gente Sexy, de Clemente Cancela. Por
suerte tengo los sábados a la mañana, en los que últimamente estoy sintonizando
Cómo robar el mundo, con Sebastián De Caro, por Metro, y paso un buen rato.
Como dije al principio, la radio tiene algo especial, que la
diferencia de la tele. Algo que nos cautiva, y es difícil de definir. Pero
podemos estar seguros de algo, nunca nos vamos a sentir solos en tanto y en
cuanto, tengamos un equipo de radio cerca.
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