domingo, 27 de mayo de 2012

Viajar


Viajar es una acción que no podemos evitar. Lo solemos hacer de diferentes maneras. Algo tan rutinario y común como ir a trabajar o a visitar amigos, ya sea en auto, colectivo, o subte, implica un viaje.
A veces es inevitable el traslado físico. Cuando uno piensa en viajar, en general lo relaciona con las vacaciones, una circunstancia más importante que los pequeños destinos de la vida diaria. Ya sea conociendo lugares lejanos, en países distantes, o hermosos recodos de nuestro propio país, la emoción nos embarga al viajar.
Otras veces, el viaje se da dentro nuestro. La imaginación es el conductor perfecto para adentrarnos en los diferentes surcos de nuestra mente. Viajes de lo más dispares y extraordinarios se dan cuando nuestro subconsciente los construye. Los sueños son otra manera de viajar, que no reconoce de fronteras, pasaportes o divisas. Es quizá la más democrática.
Algunas personas, y no es nuestro objetivo juzgarlas, viajan ayudadas por algunas substancias no siempre (o casi nunca) legales. Ya sea en viajes de lo más alucinados, o sumamente introspectivos, llegan a extremos muchas veces inexplorados. Libros como Las puertas de la percepción de Aldous Huxley o Las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda permiten que seamos testigos de ese tipo de viajes.
Hay muchas formas de viajar. Cada uno puede elegir la suya. Lo que nunca hay que perder de vista es que siempre estaremos en viaje, trascendiendo formas y estructuras, hacia destinos insospechados. En definitiva, la vida es un viaje.

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