A esta altura no es un misterio para mí, que dentro del mundo de la música, tengo una clara predilección por las bandas inglesas. Nunca me puse realmente a buscar las causas; el gusto personal es algo que se va desarrollando con el tiempo y es dinámico. Lo cierto es que a medida que iba descubriendo el rock y tratando de conocer su historia siempre sentí mayor simpatía por las bandas surgidas de las islas británicas por sobre las del gran hermano del norte.
Mi primer descubrimiento fueron The Rolling Stones, probablemente una de las dos bandas más populares de la historia, y una buena puerta de entrada al mundo del rock. Creo que el primer tema que escuche fue Satisfaction, en un vinilo que tenía mi viejo. Fueron mi banda insignia durante gran parte de la adolescencia. Me cuesta elegir mi disco favorito, pero la época que va desde el '68 al '72 creo que los encontró en un gran momento creativo. De dicha etapa son los álbumes: Beggars Banquet, Let it Bleed, Sticky Fingers y Exile on Main Street.
A los Beatles los conocí un tiempo después, aún estando en la primaria, y no produjeron en mí el enamoramiento inmediato de los Stones. Pasaron varios años hasta que les tome el gusto. Los prefiero sobre todo a partir su etapa psicodélica, desde el ‘67 podría decir, hasta su fin, especialmente discos como The Magical Mistery Tour, Sgt. Pepper, The White Album, Abbey Road y Let it be. Tienen grandes temas, muchas veces adelantándose a su época y marcando tendencia, de los cuales I'm the Walrus es uno de mis favoritos.
Antes de terminar esta primera parte, quisiera mencionar dos bandas más, que me llegaron cuando estaba por finalizar el secundario. Ellas son The Who y The Kinks. La primera, con grandes músicos, cuenta en su haber con discos fundamentales para cualquier melómano, entre los que se destacan Tommy (ópera rock que después derivó en una película), y Who's Next, un álbum con grandes temas como Won't get fooled again y Baba O'Riley. La segunda con esa implacable sociedad compuesta por los hermanos Davies, no exenta de cierta fricción (hermanos Gallagher, sepan que no son nada originales), que supo pintar como ninguna otra los avatares de la sociedad británica de la época, también nos dejó grandes discos para degustar como Something Else, Arthur... o Lola..., estos dos últimos sendas óperas rock.
Bueno por ahora es todo, la idea no es contar la historia de estas bandas sino dar a conocer mis gustos musicales y ayudar a que otros quizá descubran nuevos rumbos, si es que todavía no lo hicieron.
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