sábado, 12 de noviembre de 2011

Discos Conceptuales


En un principio, y como ya he escrito en otro post, el motor de la industria musical fue el simple. Sin embargo, con el correr de los años (comenzado en la segunda mitad de la década del ’60) el LP se fue afianzando como el soporte ideal tanto en términos artísticos como económicos.
A partir de este fenómeno de valorización del larga duración por sobre el single es que algunas bandas comenzaron a darle a sus discos un tratamiento distinto del que le venían dando. Así, ciertas obras, dejaron de ser una colección de canciones aisladas para transformarse en un todo. Es a este tipo de obras a las que se conoce como álbumes conceptuales; es decir, un disco cuyas canciones están atravesadas por una temática común a todas ellas.
El término Álbum Conceptual agrupa gran cantidad de obras, bastante diferentes entre sí, y tiene varias aristas, que van desde unir los temas de un disco en torno a un tema determinado (como puede ser la ecología, el ideario de una sociedad determinada, o eventos históricos), contar durante todo el LP la historia de un personaje, o realizar una ópera rock (por razones de espacio no haré mención a este último tipo de obras, que merecen un post aparte), entre muchas otras.
Es difícil determinar cuál fue el primer disco conceptual de una banda de rock, y escapa a las intenciones de este post. Basta con mencionar algunos larga duración que a mi criterio son buenos representantes de este tipo de obras.
Muchos reconocen en el gran Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) de los Beatles uno de los primeros discos conceptuales. Cabe aclarar que esta no es la principal característica por la cual el álbum fue (y es) tan venerado. La idea de los Fab Four era inventar una banda que sea la que se adueñe de todos los temas del LP, como una manera de poder tomarse ciertas licencias a la hora de experimentar con distintos sonidos (experimentación que habían comenzado con sus dos discos anteriores) sin verse limitados por el estilo beatle. El concepto se refleja claramente en el inicio y el final del disco (con el tema homónimo y su reprise), pero hay que reconocer que se desdibuja un poco con el correr de las canciones.
Hay dos bandas inglesas a las que podríamos reconocer como especialistas en lo que a discos conceptuales se trata. Me refiero a The Who y The Kinks. La primera, antes de editar dos óperas rock, publicó The Who Sell Out (1967), una obra que estaba concebida como una transmisión radial pirata, tocando los temas con distintos estilos para que parezcan interpretados por bandas diferentes y añadiendo típicas publicidades radiales entre cada uno de ellos. La banda de los hermanos Davies editó gran cantidad de discos conceptuales, entre ellos The Kinks are the Village Green Preservation Society (1968), que trata principalmente sobre la vida en la campiña inglesa, rememorando tiempos pasados; Lola vs Powerman and the Moneygoround, Part one (1970), que no es más que una visión satírica de la industria musical; y varios otros como Preservation Act 1 (1973), Preservation Act 2 (1974), Soap Opera (1975) y School Boys in Disgrace (1976), además de una ópera rock.
Por supuesto no podemos hablar de este estilo de discos sin hacer una especial mención a Pink Floyd. La banda de Waters y Gilmour ha dejado para la posteridad obras conceptuales alucinantes. Desde el clásico de 1973, The Dark Side of the Moon, en el que exploran distintas facetas de la condición humana (envejecimiento, locura, avaricia, muerte), y experimentan con distintos sonidos, gracias a la ayuda del gran técnico de grabación Alan Parsons, hasta The Final Cut (1982, último disco con Waters en la banda) con su mensaje antibélico a cuestas, todos los discos de Floyd son conceptuales. Wish you Where Here (1975) es un álbum que se basa en una seria crítica a la industria musical, a la vez que añora la camaradería imperante en el pasado en el seno de la banda y recuerda a Syd Barrett. Animals (1977), intenta retratar a la sociedad inglesa, dividiéndola en distintas clases sociales, representadas por animales (en obvia alusión al clásico de Orwell Animal Farm); siendo los cerdos mandatarios, los perros los encargados de hacer cumplir la ley, y las ovejas el pueblo. Por último, The Wall (1979), cuenta la historia de Pink, un músico alienado y acechado por los traumas acumulados en su vida (muerte prematura del padre, sobre protección de la madre, educación opresiva, fracasos amorosos, etc.), todos los cuales ayudaron a ir agregando ladrillos en la pared que lo separa del mundo.
Otras obras conceptuales que vale mencionar son: Tales From Topographic Oceans (1973), de Yes, Thick as a Brick (1972), de Jetrho Tull, Ziggy Stardust and the Spider from Mars (1972), de David Bowie, y 2112 (1976), de la banda canadiense Rush.
Por supuesto que estos son solo ejemplos de todos los discos conceptuales que podemos encontrar. El hecho de que los mencionados sean principalmente de las décadas del ’60 y ’70, no implica que no podamos encontrar álbumes conceptuales contemporáneos. Ejemplos de ellos sobran, me limitaré a nombrar algunos: Metropolis Pt. 2, Scenes from a Memory (1999) de Dream Theater, narra la historia de un joven que descubre un crimen en su vida pasada (íntimamente relacionada con la película de 1991 Dead Again, protagonizada por Kennet Branagh y Emma Thompson); Be (2004) de Pain of Salvation, trata sobre la existencia de Dios; American Idiot (2004) de Green Day, que es primordialmente una crítica al estilo de vida americano y a la administración Bush en particular.
Como ya he mencionado, el tema no se agota en estas líneas, con lo cual invito al lector a realizar su propia búsqueda por el vasto mundo de los discos conceptuales.

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