Difícil describir lo que se siente en este momento. Difícil acordarse de todos los nombres que desfilan por mi cabeza. Preguntas recurrentes: ¿cómo pude ser que hayamos llegado a esto? ¿es merecido? ¿cuál es la cuota de mala suerte? ¿hubo algún tipo de arreglo? ¿quiénes son los responsables?
La verdad, no tengo ganas ni energía de ponerme a reflexionar sobre estos interrogantes en este momento (quizá en un tiempo, las respuestas surjan de un análisis en frío). Una particular mezcla de rabia, bronca, tristeza e impotencia nos invade a todos los hinchas millonarios. Lo sucedido hoy es un hecho que jamás, ni el más pesimista de los hinchas de River, pensó que iba a vivir.
No tengo ánimos de realizar una casa de brujas, pero sin duda hay muchos más responsables que los integrantes del plantel y la dirigencia actual. Quizá el principal señalado sea José María Aguilar, el Menem de River. Nos devastó económicamente, vació el club, rifó a las inferiores, su mandato fue un compendio de malas decisiones (seguramente no tan malas para la economía personal de Josema). Pero obviamente, no solo de malas dirigencias vive el fracaso. Podemos encontrar ejemplos de grandes delincuentes, que fueron presidentes de distintos clubes (Macri, Miele, entre otros), y sin embargo su ciclos fueron exitosos deportivamente hablando.
Durante estos últimos tres años (aunque la raíz del problema debe buscarse incluso más atrás) desfilaron una serie de técnicos y jugadores que jamás estuvieron a la altura de las circunstancias y que batieron todos los records negativos que tuvieron a su alcance. De esta circunstancia no se salva nadie, Simeone, Gorosito, Astrada, Cappa, y J. J. Lopez, todos tienen su cuota de responsabilidad, ninguno le encontró la vuelta a planteles que, si bien estaban lejos de los de otras épocas, ni por asomo eran los peores de la división.
Jugadores como Fabbiani, Arano, Funes Mori, Pavone, Caruso, Paniagua, Ballón, Nicolás Sanchez, Rojas, Cabral, Ahumada, Rosales, Bordagaray, y muchos otros más, nunca dieron la talla. Obviamente que, en este caso, los técnicos y dirigentes que los acercaron al club también tienen responsabilidad.
Y para completar el cuadro de situación, tenemos a Passarella, que con su estilo personalista no hizo más que agregar palos en la rueda (como si no los hubiera ya) al desempeño del equipo.
Ahora es tiempo de aceptar la realidad, de mirar al futuro, esquivar los comentarios maliciosos y oportunistas, y reconstruir el club. Quizá sería bueno empezar de cero, con nueva dirigencia, que haya aprendido de los graves errores de sus antecesores, seguramente con nuevos jugadores (ya que, como suele ocurrir en estos casos, ninguno de los responsables directos del descenso se queda a pelear por recuperar la categoría), y enfrentar otro de los grandes desafíos que se presentaran, cómo evitar la quiebra de un club que tiene una de las estructuras de gastos más grandes del fútbol argentino, cuando sus ingresos se vean reducidos al 10% de su cuantía.
Por último, quisiera expresar mi sincero repudio al comportamiento de algunas facciones de la hinchada millonaria (si es que podemos denominar hinchas a este grupo de incivilizados), que responden con violencia en este pésimo momento. La violencia nunca es la solución. No conduce a nada. Por una vez, sería esperanzador que los responsables sean castigados. El verdadero hincha de River siente tristeza, más allá del comprensible enojo. El verdadero hincha de River lo va a seguir alentando juegue donde juegue a pesar de todo.
te banco... los banco!!! todo el ámbito futbolístico del país e hinchas de todos los clubes estamos estupefactos... le puede pasar a cualquiera hoy por hoy, en las condiciones en las que está el fúbtol argentino. Así que da para que reflexionemos.
ResponderEliminarEsto es un aprendizaje para River pero seguro van a volver pronto y con todo! a mí, que no soy hincha del club, me sorprendió cómo la hinchada alentó hasta el final y a pesar de la tristeza (más allá de los indomables que hay siempre).
Seguramente éste es el principio de un tiempo mejor para el club... quizás hoy hay que recorrer un camino difícil y doloroso; la gloria siempre tiene su precio pero al final termina valiendo la pena...