sábado, 7 de mayo de 2011

El Tiempo ¿está de mi lado?

"Time is on my side, yes it is"
Time is on my side, 1964, Rolling Stones



"Tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain
And you are young and life is long and there is time to kill today
And then one day you find ten years have got behind you
No one told you when to run, you missed the starting gun"
Time, 1973, Pink Floyd


Nunca se preguntaron qué es el tiempo. Hay muchas respuestas posibles, que variarían si mi interlocutor fuera sociólogo, economista, psicólogo, filósofo o físico.
A mí me gusta entender al tiempo de dos maneras. Por un lado es una construcción social, una forma de poner orden a la vida en sociedad. Un sistema de medida que un día fue ideado en aras de la organización. Así, el tiempo y su medida, a la vez que sistema organizativo, deviene en un importante elemento de opresión y encarcelamiento del espíritu. Lo que en principio puede ser algo positivo, ha erigido con el correr de los años una nuevo tirano, el reloj.
Es preciso que nos detengamos solo un momento para analizar hasta qué punto este fenómeno rige nuestra vida cotidiana. Tenemos un horario para levantarnos, otro de trabajo, otro para actividades extra. Corremos de un lugar al otro con el fin de llegar "a tiempo". Vivimos pendientes de su paso, del correr de la agujas del reloj.
Estamos tan preocupados por cumplir nuestra rutina, con sus horarios preestablecidos, que olvidamos el elemento más dramático relacionado con el tiempo. Su escasez, su finitud, por lo menos desde el punto de vista de un simple ser vivo del planeta Tierra.
Es esta característica la que más nos atormenta, la que nos obliga a seleccionar ciertos caminos, en detrimento de otros, no siempre mutuamente excluyentes, la que plantea uno de los únicos desafíos en los que el ser humano está condenado a la derrota, del cual no se puede escapar.
No es casual que la mayoría de nuestras más arraigadas creencias incluyan entre sus principales premisas la posibilidad de una vida eterna después de la vida, quizá en un loable intento por alivianar la carga que la finitud de nuestro tiempo nos provoca (entre otras cosas). En este sentido, numerosas religiones postulan una existencia posterior a la muerte, en el Cielo, Paraíso, Edén, etc., otras nos hablan de la reencarnación y la posibilidad de recordar nuestras vidas pasadas, como una forma de trascender en el tiempo. En este punto, no hay caminos correctos o equivocados, se trata de creer o no. Cuestión de Fe.
Por otra parte, podemos entender al tiempo y su transcurso como una simple (y a su vez incomprensiblemente compleja) percepción subjetiva, que depende muchas veces de nuestros estados de ánimo, preferencias o del tipo de actividad que estemos desarrollando. Esta es la razón por la cual, ante una determinada medida de tiempo objetiva (por ejemplo una hora) las reacciones de distintos sujetos diferirán, pareciéndoles a algunos de ellos larga y a otros corta.
Más allá de cómo lo definamos, el Tiempo es un elemento omnipresente en nuestras vidas. Dependiendo del momento nos marca, nos dirige, nos acompaña, nos atormenta, nos apremia, etc. Debemos aprender desde que nacemos a vivir de acuerdo a sus reglas, las naturales y las artificialmente creadas. Los optimistas dirán que el tiempo que tenemos es un regalo, que debemos aprovecharlo y disfrutarlo, los pesimistas que se acaba pronto. Lo importante es que existen matices y que cada uno de nosotros puede elegir de qué lado situarse.

1 comentario:

  1. Pienso que el tiempo es la cárcel más económica que podríamos haber inventado los humanos.
    Sólo le veo una utilidad, como decías vos, como criterio común o parámetro convencional (aunque estaría muy bueno guiarnos por fenómenos físicos para por ejemplo, encontrarte en algún lugar con alguien a la salida o puesta del sol, como hacen muchas comunidades, en vez de usar el reloj).
    Más allá de esto creo que el tiempo es un amo ingrato y cruel que nos recuerda que se nos gasta la vida esperando, o con expectativas que quizás nunca siquiera se cumplan. Me parece que todo se disfrutaría más si prescindiéramos de él.

    VR

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