martes, 12 de julio de 2011

Ciudad de Pobres Corazones

Ayer me levante con la noticia de los porcentajes definitivos de la elección de la Ciudad. Por alguna razón que escapa a mi comprensión (ya que me niego a suponer que un 47% de los habitantes de Buenos Aires oscilan entre la malicia y la estupidez extrema) la mayoría de los ciudadanos eligen nuevamente a Macri como su Jefe de Gobierno. La decisión de premiar a la peor gestión en la corta historia de las Jefaturas de Gobierno porteñas no deja de llamarme la atención, al tiempo que me resulta decepcionante. Tanto más si se consideran muchos de los argumentos que se utilizan para defenderla. Cito solo un par de ejemplos para apoyar mi razonamiento:
·         Lo voto a Macri porque hizo cosas.
Al consultarle al orgulloso elector de que cosas se tratan se multiplican los titubeos y la inseguridad. Reflexionemos un instante sobre qué tipo de cosas hizo el (casi) reelecto Jefe de Gobierno. Recortó y sub ejecutó los presupuestos de salud, educación e infraestructura, mientras sobre ejecutaba el de publicidad (cosa que vista a la distancia sirvió a la perfección a sus intereses personales). Llevó adelante una pésima política vial, acumulando cambio de manos numerosas calles (provocando un importante caos de transito, en lugar de combatirlo), bici sendas (casi sin uso) en ciertos barrios privilegiados, y el despampanante Metrobus (que costo miles de millones y solo reduce en 10 minutos el trayecto total de Liniers a Palermo). Adicionalmente incumplió con su promesa de 10 km de subte al año, inaugurando solo 3 estaciones que ni siquiera se las debemos a su gestión. Endeudó a la Ciudad. Creo una policía autónoma que no ha cumplido con las expectativas, no se han hecho presentes en distintos incidentes como fuerza de contención, no han demostrado una lucha activa contra la delincuencia, solo sirven para dirigir el tránsito (esto sin preguntarnos el por qué de su distribución geográfica desigual y arbitraria). Por sobre todas las cosas no tuvo reacciones satisfactorias ante los desafíos que se le presentaron, siempre desligándose de responsabilidades hacia el gobierno nacional u otros funcionarios, con declaraciones y acciones altamente xenófobas (recordar la toma del Indoamericano) y nombramientos muy desafortunados, por calificarlos suavemente, (Abel Posse en educación y "El Fino" Palacio para la Metropolitana) de los que luego debió retractarse. Cabe recordar también el millonario acuerdo con Fibertel sin licitación previa para proveer netbooks a las escuelas a un precio que triplica el conseguido por el Estado Nacional, justo en víspera de elecciones (fue en los primeros meses del 2011) y con una empresa que forma parte del grupo económico más enfrentado con el gobierno nacional. Y por si esto fuera poco no olvidemos que tenemos el privilegio de tener un Jefe de Gobierno procesado por la causa de las escuchas.
·         Lo voto a Macri porque estoy en contra del Gobierno Nacional y es el único que le puede ganar a su candidato.
Este ¿argumento? es tan liviano y carente de sentido que hace innecesario realizar esfuerzo alguno para rebatirlo. Basta con tener en cuenta que había una alternativa de 12 candidatos. Razonablemente podemos suponer que un gran porcentaje de los votos que fueron al Pro se rigieron por esta lógica (siendo benévolos podemos suponer que hay cierta lógica en este tipo de decisión, muy benévolos). ¿Qué hubiese pasado si esos votos hubiesen ido en otras direcciones? Parte de la culpa es de los medios que lo posicionaron con alternativa única posible, pero la gran responsabilidad se la lleva el electorado por tomar el camino fácil, sin informarse ni tratar de realizar ningún tipo de análisis crítico.
Así nos encontramos en una Ciudad que está peor que hacer 4 años en demasiados aspectos, y que deberá afrontar un nuevo período cuatrienal de la misma (falta de) gestión. Recordemos que la Ciudad de Buenos Aires es superavitaria casi por definición, cuenta con más del doble de ingreso estatal per cápita que la Provincia, y que ha sido gobernada con niveles medios de éxito por personajes que luego demostraron ser pésimos dirigentes (basta recordar el caso de De La Rúa, y su fracaso rotundo en la presidencia).
Seguramente, luego del 31 de julio el líder del Pro estará festejando su reelección. Los que realmente queremos a esta ciudad no podremos hacer lo mismo. Sin embargo, como en casi todo orden de la vida, o incluso más, en política las opiniones de la gente suelen ser muy divergentes, y la arriba expuesta no deja de ser mi opinión, la realidad vista desde mi óptica personal. Me gustaría que si el lector tiene algo que decir a favor o en contra de Macri, de su gestión o del contenido de este artículo se siente libre de expresarlo dejando, eso sí, cualquier tipo de agravio de lado.  

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